Tezuka Osamu o cómo trascender más allá de la muerte
Hay autores que dejan una huella imborrable. Sus obras se mezclan con el imaginario colectivo y hacen que generaciones se vean inspiradas.
Ese, sin lugar a dudas, es el caso de Tezuka Osamu. Autor de más de 700 obras y considerado como Dios del medio. Hizo que todo un país cambiara la forma de concebir el manga impulsando a toda una generación a crear obras adultas y experimentar con la tinta y el papel.
Tezuka Osamu falleció en 1989 dejando alguna de sus obras inconclusas como es el caso de Fénix y ahora, 30 años después de su muerte, a vuelto a publicar. No un trabajo póstumo, si no una obra totalmente nueva.
La obra en cuestión se titula Paidon y nos sitúa en el Tokio de 2030 en el que un filósofo sin hogar, acompañado de un pájaro robótico llamado Apollo, tratará de resolver los crímenes que suceden en la capital nipona.
¿Cómo es esto posible?
Los herederos del autor a través de su compañía Tezuka Production han creado a TEZUKA2020, una IA que a través de los cientos de historias que el mangaka nos dejó “ha creado” un guión y diseño de personajes completamente original que reproducen fielmente el estilo del escritor.
Y he entrecomillado ese “ha creado” porque como bien cuenta su hijo Tezuka Makoto la IA lo que les ha dado es un punto de partida para que otros autores desarrollen la historia y a los personajes. Una nueva forma de colaborar entre máquinas y humanos.
No quiero entrar en el debate de hasta que punto es ético o si simplemente es una campaña de publicidad para vender una obra que de otra manera pasaría sin pena ni gloría. Lo que está claro es que tanto los personajes como la trama que nos plantea Paidon no podrían ser más Tezuka.
Lo que sí podemos afirmar después de ver cómo ha sido el proceso de creación es que sólo con un autor de esa envergadura, que nos dejó tantas obras, seríamos capaces de entrenar un IA con la que crear una historía que fuera lo suficientemente diferente y a la vez lo suficientemente fiel para considerarse una nueva obra.
De alguna manera Tezuka Osamu, a través de sus obras y como si del propio Fénix se tratara, ha vuelto a la vida y nos está hablando a través de una compleja red neuronal dentro de una pequeña unidad de procesamiento que desprende destellos de genialidad aunque no sea aún consciente de si misma.
Quizá esto nos dé esperanzas de que algún día abrirá las alas y podremos ver acabada la obra de su vida.
Os dejo un vídeo del proceso de creación y algunas recomendaciones.