La publicidad en la era post COVID19
La privacidad hace mucho tiempo que la perdimos. Las redes sociales se han convertido en granjas de análisis de patrones de consumo que es aprovechado por muchas empresas para vender datos.
A día de hoy hemos perdido la cuenta de cuántos escándalos ha habido que involucran a Facebook, Google, Amazon y demás empresas del sector. Estamos en manos de las grandes tecnológicas y debemos de asumirlo.
La crisis de la COVID llegó y las tecnológicas proponen soluciones. En España se presentó hace unos días la aplicación Radar COVID que hará uso de esas nuevas APIs.
La solución propuesta es muy sencilla y en teoría no vulnera la privacidad del usuario.
La aplicación genera un identificador único para tu móvil, lo va compartiendo a través de bluetooth con todos los móviles que te cruzas y guarda el registro en un periodo de 14 días. Si eres diagnosticado como un caso positivo sólo tiene que pulsar un botón y se envía una notificación a todos los móviles con los que te has cruzado. No hay registro, ni identificación.
Es una solución óptima para los tiempos en los que vivimos y seguro que salvará muchas vidas. El problema es que la crisis pasará y nosotros ya nos habremos acostumbrado a este sistema. Será una funcionalidad mas de nuestros dispositivos.
Es cuestión de tiempo que a alguna empresa se le ocurra (si eso no ha pasado ya) utilizar este identificador para crear patrones de consumo.
Estamos enviando un token personal e intransferible continuamente y es posible rastrearlo con cualquier dispositivo que cuente con bluetooth. Sí, el identificador puede cambiar en cualquier momento y sí el identificador se envía solo a un aplicación, pero seamos sinceros, si el usuario fuerza el cambio de identificación el rastreo no funciona y es de primero de hacker el descubrir que valor está utilizando la aplicación en cuestión para rastrear las balizas bluetooth que se envían.
Con esto ya podemos montar en nuestra tienda o gran superficie comercial rastreadores y contar físicamente las visitas de nuestros usuarios conociendo perfectamente cuantos usuarios únicos tenemos en un mes y cuantos de ellos vuelven y con qué periodicidad.
También podemos conocer cuales de nuestros centros visitan o si hilamos fino podemos hasta saber qué secciones de la tienda han visitado y por lo tanto conocer su sexo y rango de edad. Si lanzamos una campaña podremos saber perfectamente si ha habido un aumento de usuarios nuevos en nuestras tiendas más allá del consumo final.
Si esto se integrara con las aplicaciones de las tiendas se acabó la privacidad. Por poner un ejemplo, si El Corte Inglés decide llegado el momento meter un código de baliza bluetooth en su aplicación de Tarjeta ECI va a conseguir cruzar nuestro patrón de consumo con nuestra información personal y compras reales teniendo una base de datos completa y pudiendo hacer promociones personalizadas y cruzar datos entre usuarios y compras. Pero estoy seguro que ninguna empresa haría eso ¿verdad?.
Sinceramente, no es ni necesario que una empresa obre mal y quiera hacer un mal uso de la tecnología. La mayoría de estas apps gubernamentales están hechas rápido y mal y es coser y cantar para una gran empresa tipo Facebook o Google robar información que debería de ser privada y conseguir un perfil mucho más completo de un usuario.
En conclusión, la publicidad va a cambiar. La tecnología se impone y nos acostumbraremos como nos hemos acostumbrado a el resto de pérdida de privacidad que ha llegado con ella.