La ciudad de las estrellas
Hoy teníamos plan de cine, así que hemos salido a comer por ahí y luego nos hemos acercado a las salas de Conde Duque que hay en Goya. Si no los conocéis deberíais darles una oportunidad. Mantienen el encanto de los cines antiguos, con sus salas pequeñas, pantallas elevadas y butacas rojas.
Con 14 nominaciones, la película que teníamos que ver estaba clara. ‘La La Land. La ciudad de las estrellas’ es puro arte. Al tratarse de un musical puede saltarse todos los convencionalismos. Comienza radiante, por todo lo alto, y poco a poco nos conduce hacia una narración más tradicional con las artes por bandera.
Esta película no sólo se centra en la historia de amor entre Sebastian (Ryan Gosling) y Mia (Emma Stone, genial como siempre). Cuenta la relación entre dos artistas que pertenecen a distinto género, la interpretación y la música, y como consiguen gracias al otro cumplir su sueño.
Es una película llena de metáforas visuales. Un tocadiscos que deja de sonar, la manera de tocar un piano… Dividida en cuatro actos, el Invierno, la Primavera, el Verano y el Otoño de las relaciones de pareja, consigue que quieras buscar más en cada detalle. En cierto modo me recuerda, y salvando siempre muy mucho las distancias, a ‘500 days of Summer’. El cierre es apoteósico, con Sebastian contando a través del Jazz todo lo que podría haber sido y no fue.
Se agradece de vez en cuando un estreno con algo de originalidad y fuera de las grandes sagas, adaptaciones o reboots que se han convertido en norma hoy en día y que no por tratarse de un musical deje de lado todo lo demás.
Tanto si lo que buscas es una historia sencilla como si buscas algo con más profundidad, ‘La La Land. La ciudad de las estrellas’ es tu película. Una película hecha con la pasión de la que tanto habla y transmite. Una película que nos hace querer que la vida sea música.